SANT JORDI: DÍA ENTRE DÍAS

Día de olor a rosas. Día de perderse, aún más, entre páginas con historias mágicas que embriagan y atrapan al lector. Día de Sant Jordi en Cataluña. Desde mediados del siglo XV, esta celebración ha convivido con nosotros. Se ha ido consolidando a lo largo de los años como una fiesta tradicional y emotiva en la que las personas queridas intercambian una rosa y un libro. San Jordi no deja de ser una fiesta popular y pacífica, que exalta valores como el amor y la cultura. 
Pero, ¿por qué se  regala una única rosa roja acompañada de una espiga? Esto responde a que, según la tradición, la flor simboliza la exclusividad del amor por parte del enamorado, el color rojo de la rosa es signo de la pasión y la espiga de trigo remite a la fecundidad.
Sant Jordi es el patrón de Cataluña desde el año 1094 y representa el héroe protector que venció al dragón y salvó a la princesa, es decir, metáfora de la victoria del bien sobre el mal. A todo esto hay que añadir, que la UNESCO declaró en 1995, el 23 de abril como Día Mundial del Libro dado que fue un 23 de abril cuando fallecieron dos grandes escritores sin los cuales nuestra literatura sería muy diferente a la actual: Cervantes y Shakespeare.
En Sant Boi, un año más, fue un reflejo del espíritu que se respira un día tan especial para la tradición de nuestra tierra. Flores, libros, personas que se impregnaban de los aromas, de otras personas, de las páginas que más tarde podrían leer tranquilamente en sus casas. La rambla Rafael Casanova y la Plaza del Ayuntamiento fue la concentración de estas paradas, sin embargo, por todo el municipio olía a Sant Jordi: los comerciantes hacían obsequios a sus clientes, las paradas de flores se hallaban en los lugares más inusitados, en muchas calles alguien sonriente paseaba con su rosa o con su libro bajo el brazo.
El espíritu de Sant Jordi no debería reducirse a un día. 


TAMARA GONZÁLEZ CUEVAS

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