HOMENAJE A LORCA EN CAL NINYO

18 de agosto. Día de orfandad. La literatura perdió a un hijo predilecto, a un hijo que la había enriquecido con su incansable quehacer. Un hijo que se fue sin poder despedirse. El mostrarse diferente en un régimen que no permitía ningún tipo salida de la línea que marcaba, le costó la vida.   

Que Federico era una ser extraordinario, como lo define Jorge Guillén, es algo que con sólo leer sus obras queda patente. Su pluma rezumaba una voz propia, una voz singular con la que impregnó versos, mentes y corazones.

Sus primeros pasos no se encontraron con obstáculos: descendiente de una familia de bien, tuvo ocasión de formarse en la Institución Libre de Enseñanza (ILE) y su padre le pagó la impresión de su primer libro "Impresiones y paisjaes". En la Segunda República le propusieron dirigir la compañía estatal de teatro "La Barraca".

La Guerra Civil estalló.

Las embajadas de Colombia y México le ofrecieron exiliarse dado que corría peligro por haber sido funcionario de la República. Sin embargo, Lorca estaba tranquilo ya que no era partícipe de ningún partido político. No concebía vivir fuera de su país, un país que sentía en lo más hondo de su ser, él mismo que le sesgó su último aliento, el mismo al que él dejó un legado extenso y profundo tanto en sus temas como en sus formas.

Hace 75 años de ello. 75 años sin él. Sant Boi no lo olvida y le brindará un homenaje en Cal Ninyo el próximo viernes 4 de noviembre a las 18.30 h. En él, se leerán poemas del escritor y se podrá disfrutar de la actuación de diversos cantautores.

Existen personas que cuando deciden irse o, en este caso, les obligan a marcharse que tan sólo se van físicamente. Una parte de ellas, seguirá por siempre con nosotros. Sus letras siempre desvelarán ese entusiasmo, ese fervor por todo lo que le rodeaba, en general, y por los sentimientos, en particular, esa viveza silenciosa pero penetrante. Lorca sigue estando a nuestro lado: en nuestras mesas, en nuestras estanterías, en nuestras bibliotecas, en nuestros bolsillos, en nuestros corazones.

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