8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora: mucho más que un día


8 de marzo. Día de reivindicación. Día de la Mujer Trabajadora. Se trata de un momento en el que la defensa de los derechos de la mujer adquiere el protagonismo que durante tantos años se le privó. Se pone de manifiesto, así, la implicación del sexo femenino en la sociedad mediante su aportación a través del trabajo y de la toma de decisiones, por ejemplo, gracias a poder expresarse en las urnas.

Fue en 1977 cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de la Mujer. Sin embargo, estas peticiones tienen antecedentes que se remontan mucho más allá. Ya Aristófanes en obras como Lisístrata mostraba la lucha de la mujer para poner fin a una guerra a partir de una huelga sexual.


A mediados del siglo XIX, empezaron a salir movimientos que reivindicaban la igualdad entre hombres y mujeres. El 28 de febrero de 1909 se celebra, por primera vez, el Women's Day en Estados Unidos. El 19 de marzo de 1911 se conmemora en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza el Día Internacional de la Mujer en el que se dan cita una multitud de mujeres ansiosas de poder hacer llegar sus peticiones al mundo.

Sant Boi, no hará caso omiso un día como éste. Se realizará la tradicional ofrenda floral y la lectura del manifiesto del 8 de marzo en el monumento de la Mujer Trabajadora (Eduard Toldrà s/n a las 16.30 h).

Además, podremos gozar del arte de la palabra con el 'Homenaje a mujeres literatas' que se realizará en Cal Ninyo (c/Major, nº13) a las 18.30 h. Este acto contará con una tertulia de escritoras en la que estarán presentes Isabel Franc, Ció Lerma, Carme Raichs y Georgina Rabassó y  con una lectura poética, con Maite Moreno, Adelina Gascón y María Jordana.

 Sin embargo, podremos disfrutar durante un tiempo más dilatado de las actividades que se han organizado a partir de esta fecha. Exposiciones, jornadas, documentales, visita guiada al museo y hasta una cena son algunas de las muestras con la que nos podremos deleitar durante los próximos días.

Sea como fuere, cada manifestación, adquiera la forma de exposición, de manifiesto, de película o de obra literaria ha de entrañar el ejercicio de reflexión que toda sociedad debe realizar para garantizar que lo que se conmemora el día 8 de marzo no se restrinja a una festividad sin todo el trabajo que ha de haber detrás de


ésta para seguir progresando en la demanda de  igualdad que lleva más de un siglo realizándose en marzo.

El nacimiento no debería marcar hasta dónde puede llegar un ser humano en su vida. Esto tan sólo debería depender del esfuerzo personal de cada uno, es decir, todos deberíamos salir desde el mismo punto de partida y llegar hasta el lugar al que nuestro sudor nos lleve.

El sexo no debería ser uno de estos factores que nos condicionará a tener un trabajo u otro, a cobrar un sueldo u otro, a tener unos derechos u otros, a poder tener una libertades u otras, a recibir una educación u otra.

Si dejamos que la sociedad otorgue mayores privilegios a una persona por tener un cromosoma X o Y, estaremos simplemente haciendo gala de nuestra falta de desarrollo personal pero sin duda algo habrá fallado también en nuestro contexto.

Estar más cerca o más lejos de considerar a la mujer y al hombre por igual es un ejercicio tanto centrífugo como centrípedo, esto es, va tanto de nuestro interior hacia fuera como de nuestro medio que nos rodea, de fuera, a dentro.

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