LA CARPA DE LOS INDIGNADOS DESAPARECE


Se han ido de forma muy diferente a la que aparecieron: en silencio. Los indignados pasaron de ser un grito a un rumor en el ambiente que ha dejado de sonar. 

Su punto de contacto era ese sentimiento de hastío hacia la situación de crisis actual y sus causantes: todos aquellos que con su mala gestión habían provocado el presente, los que se habían aprovechado del sistema para sacar rendimiento, un rendimiento del que se beneficiaban aunque eso supusiera oprimir a otros económicamente. 

No se podía decir, así, que la causa de este movimiento no fuera noble: conseguir un mundo mejor del existente mediante un cambio profundo de las bases que rigen la organización social. Alguna vez, les pudo el sentimiento visceral de la impaciencia  pero por lo general tuvieron iniciativa de crear una serie de actividades alrededor suyo.

El 4 de octubre las brigadas municipales y activos de Coressa han desmontado la que había sido su sede: una carpa en la plaza del ayuntamiento. Han aprovechado el vacío de los indignados para llevarlo a cabo y colocar en su lugar un Bicibox. 

El tiempo ha jugado en contra de este colectivo. Era de esperar que la no materialización de sus ideas corriera paralela a la disminución de la expectación que despertaron en su día. Después de cinco meses con nosotros esa carpa era ya parte del paisaje ciudadano y todos recordábamos al pasar por ella e ir, por ejemplo, a la estación lo que significaba, pero también lo que podía haber significado si hubiera derivado en algo más con las ideas de todos, consiguiendo algo más que protestar, siendo protagonistas de un cambio. Se entiende que nos referimos a un cambio pacífico, siguiendo los postulados Stéphane Hessel cuyo libro dio nombre y fuerza al movimiento. 

Despertar la conciencia social para emprender acciones que nos conduzcan hacia la mejora es de elogiar. Si la indignación es un principio que ha dejado un germen en nuestra conciencia, hagamos que esa conciencia siga latiendo y soñando con tiempos más prósperos y pensando en cómo llevarlos a cabo. No permitamos que caiga en el olvido. 


 TAMARA GONZÁLEZ C.






0 comentarios:

Twitter